Mucha gente califica los primeros días de universidad como horrorosos. Yo no diría tanto. Para mi los primeros días fueron confusos y excitantes al mismo tiempo.
El cambio fue muy grande. Pasé de estar con mis amigos y mismos compañeros durante los últimos 6 años, a no conocer a nadie en clase. Sabes que la mayor parte de los que ves en el pasillo están como tú, pero te sientes "Solo ante el peligro".
Al entrar en clase por fin, lo primero que vi, es que los sitios eran de dos, tres o cuatro personas. Por lo que en principio compañero tendrás. Escogí un sitio al azar, en el centro de la clase. Y entablé conversación con los que decidieron sentarse en la misma fila y columna que yo. No eran grandes conversaciones. Se basaban en decir como nos llamábamos, de donde eramos y si navales había sido nuestra primera opción.
En un cambio de clase, unas chicas se acercaron. Esto para mi fue importante, porque eramos muy pocas en clase. Ese se convirtió en mi grupo principal de amistades (sin descuidar al resto de la clase), pero creamos un núcleo compacto, para ayudarnos principalmente, y luego convertirnos en amigas.
Al cabo de un tiempo, me "quitaron" el sitio. Digo quitaron porque llevaba unos 10 días sentándome en el mismo sitio. Y no me enfado porque me quitaran el sitio, si no porque no había interaccionado más que con aquellas chicas y los que tenia al lado. Así que tuve que elegir un sitio que estuviera vacío, yo no le iba a quitar el sitio a nadie. Pues me senté con un chico que estaba solo en un lateral de la clase. A día de hoy es mi mejor amigo.
Con el tiempo, conoces a todo el mundo, y pierdes la vergüenza. Hablas con la clase de al lado en los laboratorios. En mi caso personal soy tímida, y tuve la suerte de que por lo general, mis amigas son más extrovertidas que yo, por lo que cuando iba con ellas acababa hablando con todo el mundo. Además por lo general me encontré con gente bastante amigable, quizás tuve suerte, pero creo que entre tanta gente tiene que haber mucha extrovertida.
ANÉCDOTA: El primer día, daba la casualidad que tenía que quedarme a comer en la escuela. Una chica al verme fuera esperando, llegó y me dijo: ¿te quedas?, le contesté que sí. Comimos juntas y no me dejó meter baza en su conversación. A día de hoy es de mi grupo más cercano de amigas.